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lunes, 30 de enero de 2012

Economía para bárbaros, capítulo 2: La oferta y la demanda

En la aldea de los bárbaros, el leñador Leñadorio vendía a diario varios kilos de leña a cambio de unas pepitas de oro, a las que ahora todos llamaban "moneda" y las aceptaban como parte de un intercambio.

Como todos los días, llegó Leñadorio con dos kilos de leña al mercado, y Compradorio y Compradoria le dieron cada uno dos monedas por un kilo de leña. Leñadorio, satisfecho, y pensando que podría ganar más dinero, volvió al día siguiente con cuatro kilos al mercado.

Pero Compradorio y Compradoria no querían tanta leña, así que Leñadorio, viendo que le iba a sobrar leña les hizo una propuesta: por el mismo precio les daba dos kilos en vez de uno. Ambos aceptaron con gusto este ofrecimiento.

Un día, el chamán de la aldea predijo que el invierno iba a ser especialmente frío, así que Compradorio y Compradoria corrieron a buscar a Leñadorio. Ambos querían dos kilos de leña, pero Leñadorio sólo traía 2 kilos, ya que la última vez que había traído más le había sobrado. Ante la situación, Compradoria le propuso a Leñadorio darle 3 monedas por los dos kilos que tenía, cosa que éste aceptó felizmente, pensando en que esa misma tarde iría a por más leña, ya que al parecer las cosas iban bien para su negocio.


¿Qué han aprendido los bárbaros?

Los bárbaros hoy han aprendido los fundamentos de la oferta y la demanda. En un principio, nos encontrábamos en un mercado en equilibrio: el leñador traía la leña justa para todos, y los compradores adquirían un kilo por una moneda.

Sin embargo, el leñador aumentó su oferta, trayendo más leña de la habitual. Ofertar no es vender, si no estar dispuesto a vender, cosa que comprobó rápidamente nuestro héroe al ver que sus clientes habituales no querían tanta leña. Para adaptarse la situación, Leñadorio tuvo que reducir el precio a media moneda por kilo, ya que de lo contrario le iba a sobrar leña.

Finalmente, por un cambio de las circunstancias, los compradores estaban dispuestos a comprar más leña, es decir, aumentó la demanda de leña, a lo que Leñadorio se adaptó aumentando el precio del kilo de leña a una moneda y media. Sin embargo, demandar tampoco es comprar, ya que aunque Compradoria compró la leña, Compradorio demandaba también dos kilos, pero no pudo comprarlos.

Así pues, el mercado tiende al equilibro, aumentando o disminuyendo el precio según varíe la oferta y la demanda.


Próximamente: La intervención del estado.

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