La economía de la aldea de Econos se sumía en una profunda crisis. Cada vez menos bárbaros tenían trabajo, con lo que las calles se llenaban de vagabundos pidiendo limosna para poder comer. Por si fuera poco, había rumores de que una tribu rival estaba preparando un ataque.
El jefe de la aldea, Estadonio, preocupado por la seguridad de la aldea, pensó que sería necesario construir una empalizada. Posiblemente no detendría a sus enemigos, pero les daría tiempo para organizarse en caso de un ataque.
Estadonio reunió a toda la aldea y les explicó la situación, y pidió que todos colaboraran en la construcción de la empalizada. Sin embargo, las cosas no salieron como él esperaba: Leñadorio se negó a proporcionar madera de forma gratuita, Herreronio, Pescadonio, Cazadonio, Hortelania y demás bárbaros que aún tenían trabajo alegaron que debían atender sus propios negocios, y el resto de bárbaros, los que no tenían trabajo, dijeron que estaban demasiado hambrientos como para trabajar a cambio de nada.
El jefe de la aldea se había quedado sin ideas y temía una posible invasión, pero su mujer, llamada Keynesonia, le dio una idea: recaudar impuestos. Estadonio le dijo que muchos bárbaros no tenían dinero, con lo que no le parecía la mejor de las ideas, pero Keynesonia le explicó su plan.
La idea consistía en que aquellos bárbaros que aún conservaban sus trabajos pagarían un impuesto, con el que comprarían madera a Leñadorio, que tendría que volver a contratar ayudantes, y a su vez él contrataría a los desempleados para construir la empalizada, con lo cual todos los aldeanos volverían a tener un trabajo, lo que llevaría a que éstos volvieran a gastarse su salario en la taberna y demás tiendas de la aldea, reactivando la economía, además, posiblemente algunos de ellos iniciarían sus propios negocios. Una vez hecho todo esto, podría volver a recaudarse impuestos, esta vez de más aldeanos, y con eso se encargaría a Herreronio la fabricación de armas y armaduras y se contrataría a los bárbaros más fuertes para vigilar y proteger la aldea de Econos.
A Estadonio le pareció una idea fantástica y así se hizo. Se construyó la empalizada, se fabricaron armas y armaduras, se estableció una guardia y la economía de la aldea volvió a florecer. Finalmente las aldeas enemigas no atacaron, ya que estaban sumidas en profundas crisis económicas de las que no habían sabido salir, con lo que Estadonio siguió recaudando impuestos y haciendo mejoras en su aldea: se empedraron las calles y se construyeron fuentes y jardines, pero... ¿cuántas más cosas necesitaba la aldea?
Varios milenios más tarde, un descendiente de Keynesonia, llamado John Maynard Keynes, propuso la misma teoría para solucionar la crisis económica de los años 30.
¿Qué han aprendido los bárbaros?
Han aprendido a recaudar impuestos para financiar bienes de interés público, como es la empalizada, y pagar a funcionarios del estado, como son los guardias de la aldea.
Además de eso, se han dado cuenta de que la economía es cíclica, y que después de periodos de crecimiento llegan periodos de crisis, pero han intentado aplicar la teoría Keynesiana, consistente en la intervención del Estado en la economía con el fin de regular los ciclos económicos.
Próximamente: Los bárbaros habrán de enfrentarse la inflación, un efecto secundario de sus actos.
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